miércoles, 22 de mayo de 2024

2º COMENTARIO DE TEXTO HANNAH ARENDT


En la interpretación del totalitarismo, todas las leyes se convierten en leyes de movimiento. Cuando los nazis hablaban sobre la ley de la naturaleza o cuando los bolcheviques hablan sobre la ley de la historia, ni la naturaleza ni la historia son ya la fuente estabilizadora de la autoridad para las acciones de los hombres mortales; son movimientos en sí mismas. Subyacente a la creencia de los nazis en las leyes raciales como expresión de la ley de la naturaleza en el hombre, se halla la idea darwiniana del hombre como producto de una evolución natural que no se detiene necesariamente en la especie actual de seres humanos, de la misma manera que la creencia de los bolcheviques en la lucha de clases como expresión de la ley de la historia se basa en la noción marxista de la sociedad como producto de un gigantesco movimiento histórico que corre según su propia ley de desplazamiento hasta el fin de los tiempos históricos, cuando llegará a abolirse por sí mismo.

ARENDT, Hannah. Los orígenes del totalitarismo.

1.- Comente el texto propuesto. (hasta 2 puntos)


En el presente texto Hannah Arendt, politóloga y periodista germano-estadounidense (1906 – 1975) señala que el totalitarismo es una concepción del estado que se fundamenta en supuestas leyes dinámicas que funcionan al margen de la voluntad humana, siendo por naturaleza autónomas e ineludibles: “En la interpretación del totalitarismo, todas las leyes se convierten en leyes de movimiento” (línea 1).

Esto es así porque la pretensión del gobierno totalitario es presentarse a sí mismo, frente a su posible arbitrariedad, como un modelo político asentado sobre unas leyes superiores a las positivas, las leyes de la naturaleza o de la historia: el evolucionismo darwinista en el caso del nazismo y las leyes dialécticas que rigen el devenir de las sociedades en el caso del comunismo bolchevique (línea 2).

Con esta pretensión, el ser humano queda alienado de los procesos que le afectan, en la medida en que resulta sujeto pasivo de dichos procesos, y no protagonista o impulsor. Las leyes últimas de la realidad socio-política son de suyo ciegas y deterministas, ajenas a la voluntad de quienes las padecen: “... ni la naturaleza ni la historia son ya la fuente estabilizadora de la autoridad para las acciones de los hombres mortales …” (líneas 3-4).

Las dos doctrinas ideológicas señaladas apuntan a una culminación que aparece como su realización última, siendo ésta la toma del poder político ya sea por parte de una etnia superior o de una clase social superior.

En el caso del nazismo estas leyes derivan de las leyes evolutivas expresadas por Darwin, que le llevan a la identificación de la futura raza dominante con la raza aria. En el caso del estalinismo se trata de aplicar unas leyes dialécticas históricas que de manera absolutamente determinista marcan un progreso constante e irreversible sin tener en cuenta a la persona, al individuo, pues el protagonista del proceso es colectivo, el proletariado.

En ambos casos la persona esta reificada, cosificada en una gran maquinaria que solamente responde a esas leyes que se suponen incuestionables e inamovibles.

Hannah Arendt es una de las filósofas más importantes del siglo XX. Nacida en Alemania de origen judío, logra escapar de los nazis y huye a Estados Unidos, donde recompone su vida dando clase en diversas universidades y ejerciendo como reportera del New Yorker. Su reflexión filosófica tiene tres vertientes que son de extraordinario interés: denunciar la proyección del mecanismo social del chivo expiatorio en el pueblo judío, buscar cuáles son las condiciones que permiten el surgimiento de los totalitarismos y diferenciar los conceptos de mal banal y mal radical. Entre sus obras más famosas están Los orígenes del totalitarismo, La condición humana y Eichmann en Jerusalén.

1er COMENTARIO DE TEXTO HANNAH ARENDT


En lugar de decir que el gobierno totalitario carece de precedentes, podríamos decir también que ha explotado la alternativa misma sobre la que se han basado en filosofía política todas las definiciones de la esencia de los gobiernos, es decir, la alternativa entre el gobierno legal y el ilegal, entre el poder arbitrario y el legítimo … Sin embargo, la dominación totalitaria nos enfrenta con un tipo de gobierno completamente diferente. Es cierto que desafía todas las leyes positivas … pero no opera sin la guía del derecho ni es arbitrario porque afirma que obedece estrictamente a aquellas leyes de la naturaleza o de la historia de las que, supuestamente, proceden todas las leyes positivas.

(“Los orígenes del totalitarismo”, 1951)

Exponer las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.


En el presente texto Hannah Arendt (1906 - 1975, teórica germano-norteamericana de origen judío) señala la pretensión del gobierno totalitario de presentarse a sí mismo, frente a su posible arbitrariedad, como un modelo político asentado sobre unas leyes superiores a las positivas, las leyes de la naturaleza o de la historia: “El gobierno totalitario … obedece estrictamente a aquellas leyes de la naturaleza o de la historia de las que, supuestamente, proceden todas las leyes positivas” (líneas 1, 7-8).

La autora considera que este sistema tiene su propia naturaleza, una lógica interna que hace que sea radicalmente distinto de otras dictaduras frecuentes en la historia, e incluso contemporáneas con ese fenómeno, como fueron el franquismo, el fascismo, etc., y es su pretensión de revestirse de racionalidad al apuntalarse sobre leyes que no son las socialmente reconocidas, sino las leyes ciegas y deterministas de la naturaleza o de la historia, leyes que implican un movimiento ineludible.

La teoría darwinista de la evolución de las especies es el fundamento último de la ideología racista nazi, mientras que la doctrina marxista de la evolución de las sociedades es la base del totalitarismo comunista. Ambas son inapelables, y en ellas lo justo y lo injusto, la culpabilidad y la inocencia son nociones que pierden su sentido.

Así pues, el totalitarismo no elude el dilema entre poder arbitrario y legítimo (línea 4), sino que busca justificarse en leyes que no emanan del poder legislativo, sino que son anteriores y más sólidas que aquéllas, leyes que el pensamiento radical del siglo XIX (darwinismo y materialismo histórico) habrían sacado a la luz. De ahí su radical novedad, el hecho de que “la dominación totalitaria nos enfrenta con un tipo de gobierno completamente diferente (a los precedentes)” (líneas 4-5).

Las leyes que fundamentan los sistemas totalitarios de comienzos del siglo XX son leyes del movimiento. La ley de la naturaleza, en la que se basa el nazismo, tiene su fundamento en el concepto de raza, es decir, que existen ciertas razas incapaces y parasitarias y otras capaces y beneficiosas. La ley de la historia, en la que se basa el comunismo, tiene su fundamento en el concepto de lucha de clases, que determina el ascenso de una clase, el proletariado, frente a otra decadente, la burguesía. En la ideología totalitaria ambas leyes sustituyen al derecho natural tradicional y sobre todo a las leyes positivas que se asientan en él, de modo que desaparece todo factor de estabilidad a favor de un movimiento permanente en el que deben desaparecer ciertos individuos, razas o clases perjudiciales.

Hannah Arendt es una de las pensadoras fundamentales del pasado siglo, que centra sus investigaciones en los mecanismos de surgimiento del totalitarismo, el antisemitismo como expresión moderna de la transferencia del chivo expiatorio y la obediencia acrítica a la autoridad como apoyo necesario al ejercicio del mal.

lunes, 20 de mayo de 2024

EL PENSAMIENTO POLÍTICO DE HANNAH ARENDT


Hannah Arendt nació en Hanover, Alemania, en el año 1906. Discípula de Heidegger y de Jaspers, fue una de las pensadoras más influyentes del siglo XX. Dividió su actividad intelectual entre la filosofía y la teoría política. Ha escrito varias obras que han devenido fundamentales sobre el poder, la autoridad y el totalitarismo, y ha sido docente en las universidades de Berkeley, Princeton, Columbia y Chicago, además de ejercer el periodismo. Sus principales preocupaciones filosóficas son los mecanismos de surgimiento del totalitarismo, el antisemitismo como expresión moderna de la transferencia del chivo expiatorio y la obediencia acrítica a la autoridad como apoyo necesario al ejercicio del mal. Falleció en Nueva York en 1975.

El totalitarismo es un doctrina política en la que se defiende el absolutismo estatal y su poder total y absoluto sobre cualquier aspecto de la vida y de las libertades ciudadanas. El sistema opuesto al totalitarismo es la democracia, cuyos principios característicos son la soberanía popular y la división de poderes.

Una democracia pide un espacio político en el que el poder no sea violencia, sino acción concertada. El poder es, así, la coacción no violenta gracias a la cual se imponen las ideas reguladas por un elemento institucional reconocido. Por tanto, hay que restablecer un espacio público que asegure la relación adecuada entre lo privado y lo público, garantice la igualdad política de todos, así como los derechos civiles, los derechos de las minorías y de los refugiados, y el derecho a disentir. Para ello tendrá que favorecer los debates, la asociación de los ciudadanos y toda forma de acción en común. En definitiva, Arendt defiende un valor esencial en el ser humano: la vida activa.

El trabajo de Arendt sobre el totalitarismo le lleva a analizar ejemplos recientes de este fenómeno, como el nacionalsocialismo y el régimen comunista soviético, configuraciones políticas que surgen en el primer tercio del siglo XX y que carecen de antecedentes históricos. Ambos se presentan como movimientos de masas que explotan la frustración y el resentimiento de quienes se sienten aislados y marginados de la sociedad. El movimiento totalitario ofrece a estas personas dominadas por el miedo un sentido de pertenencia y un lugar en el mundo, a cambio de una obediencia ciega y lealtad incuestionable a su líder.


Para extender su dominación, los movimientos totalitarios hacen uso de la propaganda y del terror. Las afirmaciones propagandísticas, repetidas una y otra vez, se presentan como verdades indudables, aunque en realidad proclamen ideas absurdas.

Para Arendt existen dos recursos que fundamentan el discurso totalitario: la ley de la Naturaleza y la ley de la historia. Son leyes del movimiento que rigen los gobiernos totalitarios. La ley de la naturaleza, en la que se basa el nazismo, tiene su fundamento en el concepto de raza, es decir, que hay ciertas razas incapaces y parasitarias y otras capaces y beneficiosas. La ley de la historia, en la que se basa el comunismo, tiene su fundamento en el concepto de lucha de clases, que determina el ascenso de una clase, el proletariado, frente a otra decadente, la burguesía. En la ideología totalitaria ambas leyes sustituyen al derecho natural tradicional y sobre todo a las leyes positivas que se asientan en él, de modo que desaparece todo factor de estabilidad a favor de un movimiento permanente en el que deben desaparecer ciertos individuos, razas o clases perjudiciales. La teoría darwinista de la selección natural de las especies es el fundamento último de la ideología racista nazi, mientras que la doctrina marxista de la evolución de las sociedades es la base del totalitarismo comunista.

Según señala Arendt, «los movimientos totalitarios son organizaciones masivas de individuos atomizados y aislados». Estos movimientos totalitarios han generado un nuevo tipo de ser humano: el individuo aislado, fácilmente manipulable y que conforma las masas, desposeído de sus derechos y aislado de la comunidad política a la que pertenecía. Por ello, el hombre-masa se caracteriza por su falta de relaciones sociales y su aislamiento; el fanatismo y la devoción al líder son formas de intentar huir de ese sentimiento de soledad. La persecución de los enemigos del régimen alimenta un sistema represivo en el que toda la población vive bajo amenaza del terror. El control por parte del Estado en todas las esferas, incluido el ámbito privado, crea un ambiente de inseguridad y desconfianza permanente. Además, hacen uso de los campos de concentración para fomentar el terror entre la población.

Debe establecerse una distinción entre el mal radical y el mal banal. El mal radical es aquél mal que se da cuando uno es consciente de que sus acciones dañarán a los demás, y a pesar de haber pensado y deliberado sobre ello no le importa (o incluso le complace). Es un mal asumido voluntariamente y con pleno conocimiento, y no es perdonable, ya que escapa a los parámetros de arrepentimiento y compunción. Frente a ello, el mal banal se da cuando la persona no reflexiona sobre el acto a realizar ni sus consecuencias, lo que ocurre cuando determinadas acciones dejan de ser pensadas como acciones valorables moralmente y se consideran actos cotidianos, normalizados, sobre los cuales el sujeto se niega a reflexionar huyendo de auto-cuestionarse. Para Arendt, paradigma de esta banalidad del mal es Adolf Eichmann, alto cargo de la SS nazi y partícipe de la solución final, que solo juzga sus actos desde la eficacia productiva y no moralmente.

El totalitarismo es una ideología que quiere, mediante el terror, eliminar la pluralidad y por ello promueve el aislamiento y la soledad: la destrucción de la esfera política de la vida humana y la desaparición de la vida privada. En definitiva, lograr el poder total e ilimitado, transformando a los seres humanos para que abandonen por completo su capacidad de pensar, su aspiración de libertad y su sentimiento de solidaridad con los demás.

Raúl Hernández Montaño
(Fuente: https://eltallerdefilosofia.blogspot.com/)

HANNAH ARENDT Y LA CONDICIÓN HUMANA


domingo, 19 de mayo de 2024

HANNAH ARENDT, FRASE CLAVE E IMPORTANCIA FILOSÓFICA


Hannah ARENDT (1906 – 1975)

FRASE CLAVE:
Asumir la responsabilidad de las decisiones que tomamos es lo que nos hace humanos.

IMPORTANCIA FILOSÓFICA:
-         Distingue el mal radical, absoluto y autoconsciente, del mal banal con el que los mediocres que se limitan a obedecer colaboran con aquél.
-         Entiende que nuestra vida comprende tres actividades fundamentales: la labor, el trabajo y la acción, siendo esta última la que nos define.
-         Reclama el primado de la conciencia y la reflexión personal sobre el sometimiento a consignas e imposiciones del poder
-         Su pensamiento nos previene de la tentación de contemporizar con el totalitarismo de todo signo.