jueves, 15 de febrero de 2024

LA ÉTICA EN ADELA CORTINA


Adela Cortina, es una filósofa española nacida en Valencia en el año 1947. Catedrático de Ética en la universidad de Valencia, en el año 2007 le fue concedido el Premio Internacional de Ensayo Jovellanos.

Es autora de numerosas obras sobre Ética destacando una de sus últimas producciones que se convirtió en un record de ventas: ¿Para qué sirve realmente la Ética? Junto a ésta cabe destacar también, Aporofobia, el rechazo al pobre, Ética mínima y Ética sin moral. Conocedora de la obra de Jürgen Habermas establece que existen dos aproximaciones a la ética: por un lado estarían las que parten de una sociedad justa (estudiando los actos y normas morales cuya finalidad es alcanzar la justicia) y las que parten del ofrecimiento de la búsqueda de la felicidad personal.

Para que una persona sea feliz es indudable que la sociedad en la que viva ha de ser una sociedad justa ahora bien no podemos aspirar a la felicidad únicamente con los derechos y deberes que establece la justicia. Para tener una vida plena y feliz, es necesario construir un proyecto vital que no aparece en ningún código legal positivo de ningún país.

Basándose en esta distinción Adela Cortina establece dos propuestas éticas: una ética de mínimos y una ética de máximos.

La ética de mínimos está basada en la idea de la justicia. Es decir, se ocuparía de los deberes que han de ser respetados y cumplidos por todos los miembros de la comunidad. Se trata de normas y valores comunes y universalizables, ya que son derechos irrenunciables. Es una ética de implicaciones políticas y sociales y que debería estar vertebrada por la Declaración Universal de los derechos del hombre. Es una ética que es ley y que por lo tanto es de obligado cumplimiento.

Por otro lado tendríamos la denominada ética de máximos. Esta es una ética que se propone y que se refiere a cualquier reflexión ética que aspire a mostrar un modelo de vida plena y feliz. Es una invitación a una forma de vivir que nos señala el camino hacia la plenitud personal.

En el fondo de esta doctrina se encuentra lo que podríamos llamar ética dialógica que parte de una actitud de diálogo entre iguales donde el pacto y el consenso son la piedra de toque de dicha doctrina. De tal forma que, lo que prevalece es la validez de las argumentaciones y supone que la persona está dispuesta a comportarse de acuerdo con lo decidido en ese consenso.

(Entrada redactada por doña Aurora Insúa)