miércoles, 9 de febrero de 2022

EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD EN MAQUIAVELO


El problema principal que quiere resolver Maquiavelo es cómo organizar el Estado para asegurar su cohesión y permanencia, pues sin Estado no es posible la libertad ciudadana ni la seguridad. Hasta Maquiavelo había dominado el idealismo político: Platón, Aristóteles y Sto. Tomás habían pensado que el buen funcionamiento del Estado dependía de la virtud de sus gobernantes y ciudadanos. Además, los gobernantes debían poseer cualidades superiores intelectuales y usarlas para el bien de los gobernados. Así, la figura fundamental de gobernante era la del hombre sabio y prudente que ejercía su poder en beneficio de sus súbditos. Frente a esta visión del Mundo Clásico y la Edad Media, Maquiavelo defenderá el Pragmatismo Político.

Para Maquiavelo la política es absolutamente autónoma de la filosofía o la moral, y sólo debe buscar la consecución de los fines propuestos. El fin fundamental de la política, según el autor florentino, es mantener y acrecentar el poder del Estado. Maquiavelo considera que está en la naturaleza humana ser egoístas, astutos e interesados (concepción pesimista del ser humano), y por ello, el gobernante deberá utilizar cualquier medio, incluyendo el engaño, el miedo y el castigo, para que las acciones individuales beneficien al Estado. Las ideas políticas de Maquiavelo pueden interpretarse como un tratado prescriptivo de cómo debía actuar un gobernante al mismo tiempo que como un análisis histórico concreto de la actuación política.

El maquiavelismo defiende dos tesis básicas. En primer lugar, la idea de “razón de Estado”, según la cual lo más importante es la construcción, consolidación y ampliación del Estado pues es el que posibilita la seguridad y libertad de los ciudadanos y el beneficio colectivo, frente al interés individual. Para ello el Príncipe debe tener un poder fuerte que garantice que los ciudadanos desarrollen su vida de forma provechosa frente a un poder débil con continuas revueltas que desestabilizan el Estado.

En segundo lugar la defensa de que “el fin justifica los medios”. La moralidad del fin perseguido justifica el medio empleado. La virtud del gobernante, que en la filosofía clásica suponía honradez, honestidad, generosidad, justicia y piedad, según Maquiavelo está en lograr el fin perseguido aunque esto implique actuar en contra de la moral. Se propone así una distinción absoluta entre la ética y la política. De esta forma, las virtudes fundamentales del Príncipe son la astucia (zorro) y la fuerza (león). La astucia para conseguir sus objetivos de la forma más inteligente posible logrando no resultar odiado por sus súbditos y la fuerza para resultar temido y hacer imposible la rebelión (los lobos). Uniendo ambas cualidades, el príncipe asegura su poder, fin último de la política.

A pesar de todo esto, Maquiavelo defiende en los Discursos que la mejor forma de gobierno no es la monarquía absoluta sino la República libre, el modelo de la República romana clásica. Esto es así pues si bien el monarca absoluto, en su búsqueda de poder, es útil a la hora de crear y configurar el estado, sin embargo una vez creado se dejara llevar por sus intereses personales y no atenderá al interés general del propio estado. En cambio, una República donde los ciudadanos participen, una vez ya constituido un estado fuerte, y presionen al monarca a buscar el interés general. Así, el Príncipe es la figura ideal para crear ese estado fuerte que una vez ya constituido debe beneficiar siempre a los ciudadanos.

(Tomado de http://lalechuzademinerva.es/)

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