lunes, 2 de enero de 2023

WITTGENSTEIN: LAS "INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS"

Después de haber publicado una obra tan radical como el "Tractatus logico-philosophicus", cuya respuesta a los problemas filosóficos clásicos calificó de "intocable y definitiva", Wittgenstein se sume en un mutismo académico consecuente con el aforismo final de su libro. No obstante, dos años después de su muerte se publica una obra, "Las investigaciones filosóficas", tan alejada de sus postulados iniciales que la crítica la adscribe a un "segundo Wittgenstein", tan novedoso que incluso critica irónicamente al "autor del Tractatus".

Esta obra atiende al lenguaje natural antes que al lenguaje lógico, asumiendo que el carácter significante de aquél se define en función del contexto. El nuevo enfoque, que se resume en la máxima "reconducir las palabras de su empleo metafísico a su empleo cotidiano", se basa en una tesis fundamental: "el pensamiento no es anterior al lenguaje, nace con él y es inseparable de él".

Siendo el lenguaje un modo de codificar la experiencia colectiva (un lenguaje "privado" carecería, por tanto, de fundamento), no tiene sentido suponer un lenguaje ideal. En su lugar, hemos de considerar la existencia de diferentes "juegos de lenguaje", vinculados cada uno de ellos a una forma de vida, por lo que, dado lo limitado de las posibles experiencias humanas, todos acaban por presentar un cierto "aire de familia".

De los "juegos de lenguaje" no podemos excluírnos ("confinamiento lingüístico"), siempre estamos en alguno.

Una vez más, Wittgenstein nos recuerda en esta obra póstuma que la filosofía no explica nada -su actividad es descriptiva-, y su función consiste en hacernos ver la pluralidad y diversidad de juegos de lenguaje y formas de vida correspondientes, disolviendo las confusiones lingüísticas y aclarando las dificultades lógicas y gramaticales del lenguaje. La filosofía tiene, en definitiva, una misión "terapéutica": ayudarnos a aclarar y disolver problemas.

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