lunes, 2 de enero de 2023

MODELOS DE DEMOCRACIA EN HABERMAS


En el texto "Tres modelos normativos de democracia" (1996) Habermas presenta los tres modelos de democracia que él distingue: el modelo liberal, el modelo republicano y el modelo deliberativo, comparándolos entre sí.

El modelo de democracia liberal está al servicio de la eficacia. En él el proceso democrático se reduce a conseguir que funcione la administración y la economía (mercado). En este modelo lo que importa es defender los derechos privados o subjetivos de los ciudadanos. Por tanto, en él predomina una libertad meramente negativa. Se trata, en definitiva, de un modelo en el que la política está subordinada al mercado.

El modelo republicano de democracia se basa en la razón dialógica. Este modelo tiene un carácter ético. La política se concibe como la creación de una acción entre personas libres e iguales. En él son importantes el funcionamiento de la administración y la economía, pero lo más importante es la solidaridad como factor de integración social.

En este modelo la sociedad civil es fundamental, por lo que promueve una libertad positiva, es decir, fomenta la participación de los ciudadanos en la vida política. Aquí lo que importa no es tanto el mercado como el diálogo entre los ciudadanos. Es un poder comunicativo, que implica la auto-organización política de la sociedad y vincular a los ciudadanos con los fines colectivos, buscando el consenso entre sus intereses personales contrapuestos.

El problema del modelo democrático republicano es que presenta la sociedad como una comunidad ética, algo idealista y alejado de la realidad. Por eso, Habermas, en su ética discursiva, plantea un modelo deliberativo de democracia, en que, además de unos principios éticos consensuados, se trata de consensuar los intereses de los distintos grupos sociales y buscar una elección racional de los medios que conducen a los fines propuestos.

La deliberación permite sintetizar los dos modelos de democracia anteriores: el instrumental y el dialógico. Aquí se busca la acción comunicativa, pues en este modelo de democracia las deliberaciones se toman en la red de comunicación de la esfera política (Parlamentos) con la opinión pública, y esa red constituye una intersubjetividad de orden superior, que vincula a todos los ciudadanos del Estado. 

En el modelo deliberativo el poder está racionalizado, es decir, la administración está en permanente diálogo con la opinión pública y la voluntad común. Es un modelo descentralizado y la soberanía popular se interpreta en clave intersubjetiva, sin identificar al sujeto con “el pueblo” (que es un término abstracto e ideal).

En este sentido, la política deliberativa está en relación directa con la espontaneidad y la libertad que caracterizan al mundo de la vida, y no se reduce al aparato burocrático que administra el poder económico.

Manuel Pérez Cornejo
(Fuente: http://blogeleusis.blogspot.com.es/)

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