lunes, 2 de enero de 2023

HABERMAS, 1er MODELO DE RESPUESTA A LA CUESTIÓN 1 DEL EXAMEN DE SELECTIVIDAD

La teoría del discurso ... cuenta con la intersubjetividad de orden superior que representan procesos de entendimiento que se efectúan en la forma institucionalizada de deliberaciones en las corporaciones parlamentarias o en la red de comunicación de los espacios públicos políticos. Estas comunicaciones exentas de sujeto, o que no cabe atribuir a ningún sujeto global, constituyen campos en los que puede tener lugar una formación más o menos racional de la opinión y la voluntad acerca de temas relevantes para la sociedad global y de materias necesitadas de regulación. La formación informal de la opinión desemboca en decisiones electorales institucionalizadas y en resoluciones legislativas por las que el poder generado comunicativamente se transforma en un poder empleable en términos administrativos.

(Jürgen HABERMAS: Tres modelos normativos de democracia)


El texto que se nos presenta muestra cómo la inserción de un discurso bidireccional que implica a los principales actores del juego político (estado y ciudadanos) enriquece y da sentido a un proceso comunicativo que renueva el concepto de democracia participativa: "La teoría del discurso ... cuenta con la intersubjetividad de orden superior que representan procesos de entendimiento que se efectúan ... en las corporaciones parlamentarias o en la red de comunicación de los espacios públicos políticos" (líneas 1-4).

Al concepto discursivo de la democracia le corresponde, la imagen de una sociedad descentralizada que, mediante la emergencia del espacio público, se convierte en una plataforma diferenciada para la percepción, identificación y deliberación de los problemas de la sociedad en su conjunto. El requisito que el autor establece para que ese poder comunicativo ejerza su influencia es la institucionalización que le da a la vez `presencia y eficacia: "(esos procesos) se efectúan en la forma institucionalizada de deliberaciones" (líneas 2-3).

La racionalidad de la propuesta de Habermas opera a la vez como un proceso impersonal -o, al amenos, exento de sujeto personal (línea 4)- y como un retorno, no tanto nostálgico como esencialista, a la dimensión asamblearia e implicadora de la democracia originaria, que el autor busca conciliar con la dimensión burocrática de las modernas social-democracias: "el poder generado comunicativamente se transforma en un poder empleable en términos administrativos" (9 -10).

Al final, la política deliberativa, encauzada por procedimientos formales en las redes del espacio público político, conecta el mundo de la vida con un sistema que, sin ella, quedaría desconectado de la realidad a la que tiene que servir.

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