miércoles, 3 de noviembre de 2021

AGUSTÍN DE HIPONA: Resumen de "DE LIBERO ARBITRIO" II, 1 – 2

Capítulo 1:

El texto se articula en forma de un diálogo, en el cual Evodio pregunta a San Agustín la razón por la cual Dios ha dado al hombre el libre albedrío de la voluntad, condición necesaria para nuestro pecado. Ambos concuerdan en que Dios es bueno impartiendo justicia, es decir, premiando a los que obran bien y castigando a los pecadores, proceder correcto en ambos casos, y en que el hombre, procedente de Dios y bueno como Él, puede obrar bien siempre que quiera. Por ello, Dios nos ha dado el libre albedrío no para pecar, sino para obrar responsablemente, ya que sin él nuestras acciones no podrían estar sujetas a juicio alguno: si no existiese la libre voluntad del hombre éste no podría realizar ni actos buenos ni actos malos, y no tendría, por tanto, respecto de sus acciones ni mérito ni culpa.

Capítulo 2:

Evodio plantea a San Agustín el por qué no debemos obrar mal, pudiendo hacerlo, lo que suscita la duda de si Dios debió darnos el libre albedrío o no. San Agustín responde que Dios no debió otorgarnos una voluntad distinta a la que nos concedió, puesto que sus actos no pueden ser censurados. Evodio argumenta que todos estos temas son inciertos, incluso nuestra propia procedencia de Dios, aunque afirma su creencia en Él por la fe, no por la razón. Ambos plantean que si un hombre que no creyese en Dios (lo que es tanto como decir: un ignorante) quisiera conocer la verdad, tan solo podría ayudársele haciéndole aceptar la doctrina contenida en los libros de autoridad incensurable. La razón solo avanza hacia la verdad si la inteligencia es iluminada por la fe, es decir, hay que creer para poder entender. Por eso, no se puede decir que se ha hallado lo que se cree sin entenderlo, y no se puede conocer sin creer primero en lo que se ha de conocer después. Por esto mismo, hemos de creer a los hombres sabios que, despreciando los bienes terrenales y amando lo divino, pueden percibir la verdad clara y perfectamente, como nos ocurrirá a nosotros después de esta vida.

En conclusión: entre la razón y las cosas divinas hay una desproporción total, por lo que es necesaria la iluminación de Dios para poder acceder a ellas.

(resumen realizado por Juan José Negrete)

No hay comentarios:

Publicar un comentario