miércoles, 3 de noviembre de 2021

EL CONOCIMIENTO EN SAN AGUSTÍN

La teoría del conocimiento de Agustín de Hipona discurre por cauces heredados de Platón, pero cuenta además con la incorporación de la doctrina de la revelación cristiana. San Agustín considera que tanto la razón como la fe tienen como finalidad el esclarecimiento de la verdad ("Creo para entender, entiendo para creer").

El hombre es concebido como un alma que opera a través de lo corporal y posee dos grados de conocimiento: la sensación, que nos presenta los objetos físicos y materiales, y la intelección, por la cual el alma aprehende las verdades necesarias e inmutables (las ideas platónicas) que halla en sí.

No obstante la mera razón humana (“razón inferior”) no puede traspasar ciertos límites, por lo que necesita la ayuda divina para así cumplir con su cometido y transformarse en una “razón superior” de mayor alcance.

Dios es la fuente de todos los conocimientos universales, por lo que su acción en el alma posibilita que ésta lo encuentre en sí misma: “Si no creéis no comprenderéis.” El camino hacia ese descubrimiento es la introspección o mirada interior: “No vayas fuera de ti, en el interior del hombre habita la verdad”.

Su pensamiento, síntesis del platonismo y el cristianismo, identifica las ideas de Platón con los contenidos eternos de la mente divina, los patrones o arquetipos de acuerdo con los cuales Dios creó el mundo de la nada.

Al crear la materia Dios puso en ella un reflejo de las ideas en forma de “razones seminales”, en las cuales se hallan inscritas las posibilidades de todo lo existente. Entre las realidades creadas, el alma humana, sustancia activa de naturaleza espiritual, goza de la posibilidad otorgada por Dios en forma de “iluminación”, de acceder al conocimiento de las ideas universales o esencias de las cosas. Es Dios quien las alumbra en nosotros, dándonos así una especie de visión superior, divina, de todo cuanto nos rodea.

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