miércoles, 3 de noviembre de 2021

EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD EN SAN AGUSTÍN

San Agustín es, de alguna manera, el padre de la moderna filosofía de la historia, al concebir ésta como un avance constante hacia la manifestación plena de Dios al final de los tiempos. Clausura, de esta manera, la concepción griega de un tiempo cíclico que se repite a sí mismo, posibilitando la moderna noción de progreso. Expone dicha doctrina en su obra "La ciudad de Dios".

San Agustín pretende encontrar a la Historia un sentido cristiano. La perspectiva que utiliza a la hora de analizar la historia es de tipo moral. De esta forma, distingue dos categorías de hombres: los que se quieren a sí mismos hasta despreciar a Dios y los que aman a Dios hasta el desprecio de sí mismos. Los primeros constituyen la ciudad terrena y los segundos la ciudad de Dios.

Aunque una interpretación apresurada nos podría llevar a identificar la ciudad terrena con el Estado y la ciudad de Dios con la Iglesia, no es este el sentido que tiene esta distinción. Las dos ciudades se encuentran entremezcladas y la separación de las dos clases de hombres solo tendrá lugar al final de la Historia.

En cualquier caso lo que sí parece claro es que San Agustín cree que un Estado solo alcanzará la justicia cuando esté inspirado en las directrices cristianas. Esta idea se podría entender como la defensa de la primacía de la Iglesia sobre el Estado. La Iglesia ha de conformar moralmente al Estado, ya que, al estar inspirada en las verdades y principios del cristianismo, es la única sociedad perfecta. Esta interpretación fue la que presidio las relaciones Iglesia- Estado a lo largo de toda la Edad Media.

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