miércoles, 3 de noviembre de 2021

EL PROBLEMA DEL HOMBRE EN TOMÁS DE AQUINO

La concepción del ser humano en Sto. Tomás está basada en la teoría aristotélica, pero conciliada con las creencias básicas del cristianismo: la inmortalidad del alma y la creación. El ser humano es un compuesto sustancial de alma y cuerpo, representando el alma la forma espiritual y el cuerpo la materia de dicha sustancia.

Sto. Tomás afirma la unidad hilemórfica del ser humano, que constituye una unidad en la que existe una única forma sustancial, el alma racional, que informa inmediata y directamente a la materia dando lugar al compuesto "hombre”.

El alma es el principio vital, y su relación con el cuerpo es natural.

En sus funciones vegetativas el alma se ocupa de todo lo relacionado con la nutrición y el crecimiento. En sus funciones sensitivas el alma regula todo lo relacionado con el funcionamiento de los sentidos externos, así como la imaginación y la memoria. En sus funciones racionales santo Tomás distingue como facultades propias del alma el entendimiento (agente y paciente) y la voluntad, con la que trata de explicar el deseo intelectual.

El alma racional es capaz de conocimiento en la medida en que, mediante un proceso de abstracción, el entendimiento agente puede “despojar” de lo material a los objetos percibidos por los sentidos, quedándose con su forma universal, por lo que conocemos esencias en la medida en que el entendimiento paciente puede “reconocer” lo universal que hay en cada objeto concreto.

Finalmente, el concepto de ley natural vertebra la teoría política de Santo Tomás. Si el hombre es un ser sociable deberá buscar la felicidad dentro de la sociedad, pero ésta necesita una ley positiva que concrete los preceptos genéricos de la ley natural, con la que no puede entrar en conflicto so pena de perder su legitimidad.

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