David Hume es uno de los más rigurosos críticos del conocimiento, labor que desarrolla desde una concepción del empirismo aún más radical que la de Locke. Su proyecto es el de construír una ciencia de la naturaleza humana al modo de la ciencia de la naturaleza de Newton, ciencia que habría de ser el fundamento de todas las demás, en la medida en que todas son construcciones humanas.
Hume considera que el fundamento de todas las ciencias son determinadas cualidades humanas. Por eso, para fundamentar el conocimiento científico se precisa un nuevo conocimiento de la naturaleza humana: ésa es la tarea que Hume prescribe a la filosofía, que se puede definir como el saber de lo humano, el conocimiento de la realidad del hombre. Hume, como ya antes había hecho Descartes, y como hará Kant, reconocido admirador de su obra, está elaborando una filosofía partiendo del sujeto, la conciencia, el ser humano, contribuyendo así al llamado giro antropológico de la filosofía moderna. Aunque, paradójicamente, su pensamiento le lleva a cuestionar las nociones mismas de "yo", "sujeto" o "identidad personal".
La naturaleza humana puede ser estudiada desde dos puntos de vista, según se considere al hombre como un ser cognoscente, que busca representarse adecuadamente la realidad del mundo, o, por otra parte, como un ser actuante sobre ese mundo. Teoría del conocimiento y ética son, pues, los dos grandes pilares de la propuesta filosófica de Hume.
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