domingo, 13 de noviembre de 2022

EL PROBLEMA ÉTICO EN KANT

Kant propone, frente a las éticas materiales que le han precedido, una ética formal, vacía de contenido, que en vez de articularse en imperativos hipotéticos -eficaces para producir un resultado-, establece un criterio de acción expresado en el imperativo categórico: “Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal”. Por ello la moralidad de una acción se establece “a priori” según las condiciones de universalidad y necesidad que regulan la construcción del conocimiento científico. Es el sujeto moral quien, en cada situación concreta, debe dar contenido a este criterio, vacío de suyo.

Kant afirma que este "imperativo categórico" fundamenta el valor de la persona, sujeto moral dotado de razón y que actúa por respeto a la razón, cualidad esencial del ser humano. Por ello propone una segunda formulación del "imperativo categórico", que sería: "Obra de tal manera que te tomes a tí y a los demás hombres siempre como fin, y nunca como un medio". Ser medio, instrumento, para alguna utilidad es lo propio de las cosas, dotadas de un valor relativo, pero en el hombre se da un valor absoluto que no puede subordinarse a ningún otro. El hombre, ser racional, es un fin en sí mismo.

Una ética de esta naturaleza busca establecer una buena voluntad autónoma, que actúa sin interés ni motivación por puro cumplimiento del deber, excluyendo todo criterio empírico. A la vez, presupone, a título de “postulados”, la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios, que, siendo indemostrables en el orden teórico, tienen pleno sentido en tanto que su realidad es exigida por el mismo hecho moral.

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