sábado, 10 de diciembre de 2022

KANT: 1er MODELO DE RESPUESTA A LA CUESTIÓN 1 DEL EXAMEN DE SELECTIVIDAD

En la metafísica —aunque no se la considere hasta ahora más que como una tentativa de ciencia, si bien indispensable teniendo en cuenta la naturaleza de la razón humana— deben contenerse conocimientos sintéticos "a priori". Su tarea no consiste simplemente en analizar conceptos que nos hacemos "a priori" de algunas cosas y en explicarlos analíticamente por este medio, sino que pretendemos ampliar nuestro conocimiento "a priori". Para ello tenemos que servirnos de principios que añadan al concepto dado algo que no estaba en él y alejarnos tanto del mismo, mediante juicios sintéticos "a priori", que ni la propia experiencia puede seguirnos, como ocurre en la proposición «El mundo ha de tener un primer comienzo» y otras semejantes. La metafísica no se compone, pues, al menos según su fin, más que de proposiciones sintéticas "a priori".

(Enmanuel KANT, Introducción a la Crítica de la Razón Pura, apartado 6)

1).- Exponer las ideas fundamentales del texto y la relación existente entre ellas

RESPUESTA:

En el texto que se nos propone Kant, filósofo ilustrado alemán (1724-1804), teórico del idealismo trascendental, afirma que la metafísica contiene meros juicios sintéticos "a priori" carentes de todo contenido empírico: "La metafísica no se compone, pues, al menos según su fin, más que de proposiciones sintéticas a priori" (líneas 9-10)

Tal conclusión es coherente con la naturaleza misma del hecho "Metafísica", que implica el mayor grado de abstracción posible, al referirse por definición a aquellos objetos que no nos son dados por la experiencia, sino que su referente son ideas a las cuales la razón vincula los conceptos del entendimiento.

En su exposición Kant comienza por considerar la peculiar situación de la metafísica, que aún no ha logrado constituirse en ciencia de la manera rigurosa en que lo han logrado la física o las matemáticas, calificándola de "tentativa de ciencia" (líneas 1-2), aunque "indispensable teniendo en cuenta la naturaleza de la razón humana" (línea 2), que no puede prescindir de su auxilio si quiere sostener el edificio del conocimiento ajeno al escepticismo al que nos abocaba Hume (en otro lugar afirmará Kant que la metafísica constituye una "disposición natural del espíritu humano").

Afirma luego que los juicios sintéticos "a priori" de la Metafísica no son meros guías para el entendimiento ("Su tarea no consiste simplemente en analizar conceptos que nos hacemos "a priori" de algunas cosas y en explicarlos analíticamente por este medio", líneas 3-5), sino que, añadiendo "algo" (un elemento formal de fundamentación) a los conceptos, van más allá de una experiencia a la que desbordan.

Los contenidos de una razón que juzga "a priori" de la naturaleza de las cosas no podrá, por tanto, ser validada (aunque tampoco negada) del modo en que lo son los enunciados científicos, lo que no invalida la posibilidad de un análisis trascendental del conjunto de leyes internas del espíritu que son condición de la experiencia. De ahí la pertinencia de una "dialéctica trascendental" que Kant aborda en su obra.

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