sábado, 10 de diciembre de 2022

MARX: MODELO DE RESPUESTA A LA CUESTIÓN 1 DEL EXAMEN DE SELECTIVIDAD

La conciencia de la necesidad de entablar relaciones con los individuos circundantes es el comienzo de la conciencia de que el hombre vive, en general, dentro de una sociedad. Este comienzo es algo tan animal como la propia vida social en esta fase: es simplemente, una conciencia gregaria y, en este punto, el hombre sólo se distingue del carnero por cuanto su conciencia sustituye al instinto o es el suyo un instinto consciente. Esta conciencia gregaria o tribual se desarrolla y perfecciona después, al aumentar la producción, al acrecentarse las necesidades y al multiplicarse la población, que es el factor sobre que descansan los dos anteriores. De este modo se desarrolla la división del trabajo (...) Con la división del trabajo, que lleva implícitas todas estas contradicciones y que descansa, a su vez, sobre la división natural del trabajo en el seno de la familia y en la división de la sociedad en diversas familias contrapuestas, se da, al mismo tiempo, la distribución y, concretamente, la distribución desigual, tanto cuantitativa como cualitativamente, del trabajo y de sus productos; es decir, la propiedad.

(Karl Marx: La ideología alemana, Introducción)

1).- Exponer las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.

Marx afirma en este texto que la división del trabajo es la raíz de la desigualdad: “Con la división del trabajo … se da … la distribución desigual … del trabajo y de sus productos” (líneas 8 - 11).

La tesis de Marx parte de una consideración de orden antropológico: el hombre es un ser social. Esa sociabilidad es inevitable, connatural a nuestra condición, y genera una de las formas más inmediatas de conciencia, de representación de nuestra propia situación: “La conciencia de la necesidad de entablar relaciones … es el comienzo de la conciencia de que el hombre vive … dentro de una sociedad” (líneas 1 - 2). Marx califica esta sociabilidad de “animal” (línea 3), vinculándola a lo biológico presente en nosotros. No obstante, puntualiza que la sociabilidad es en el animal un mero componente de su instinto, mientras que en nosotros es algo explícito: “… el hombre sólo se distingue del carnero por cuanto su conciencia sustituye al instinto, o es el suyo un instinto consciente” (líneas 4 - 5).

Con el aumento del número de integrantes y de la complejidad de las sociedades humanas esta conciencia se acrecienta: “Esta conciencia gregaria o tribal se desarrolla y perfecciona después, al aumentar la producción, al acrecentarse las necesidades y al multiplicarse la población …” (líneas 5 - 7). La consecuencia de ese proceso de progresiva complejidad, tanto de nuestras necesidades como de nuestras relaciones, es la división del trabajo (línea 8).

La división del trabajo es fuente de desigualdad. Genera inevitablemente contraposiciones de intereses que se plasman en tensiones, luchas y oposiciones. No todos satisfarán por igual sus necesidades y la abundancia de unos conllevará la precariedad de otros. Esta desigualdad se manifiesta, primariamente, en la propiedad: “… la distribución desigual … del trabajo y sus productores (se manifiesta en) … la propiedad” (líneas 10 - 11).

Esta conclusión del fragmento nos recuerda el postulado de Rousseau que defiende que la propiedad privada es el origen de los males sociales, tesis que hará suyo todo ese socialismo ingenuo y bienintencionado que Marx calificará de “utópico”, oponiéndole el carácter “científico” con que presenta su pensamiento materialista.

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