Señores alumnos, hoy empiezan las más
extrañas vacaciones de Semana Santa que tendremos en nuestras vidas.
Así que me despido por unos días compartiendo una reflexión que
tal vez le sirva a alguien tanto como me sirve a mí expresarla:
Creo que hemos llegado a un tiempo en el que ya
no podemos darnos caprichos ni entregarnos a distracciones, …
llevábamos demasiado tiempo quejándonos de lo que nos faltaba, de
las imperfecciones de las personas que nos rodean, de malgastar
nuestras posibilidades evadiéndonos del aquí y el ahora
entregándonos al delirio del deseo, que nos empobrece.
Y es que este virus fantasmal, que ni
siquiera percibimos, nos revela que estábamos secreta y profundamente
enfermos. Pedíamos lo que no tenemos en vez de agradecer lo que
tenemos. Y ahora que nos ha sitiado hasta arrinconarnos en nuestras
casas, renegamos de un presente que nos parece un error del que
alguien o algo -una vacuna, el gobierno, Dios- debería liberarnos
para devolvernos a la no-vida que nuestra mente había fijado como
referente. El ahora se nos presenta bajo la apariencia de fracaso e
incertidumbre. Clamamos por volver a un pasado … al que
sencillamente no podemos volver. No es ni lo que la humanidad
necesita ni lo que nosotros necesitamos. No éramos lo que debíamos ser, y ahora las circunstancias nos obligan a ello, pero sin mirar atrás. Discutir, pelear, juzgar,
criticar, … ¿queremos volver a esto?
Ha llegado el momento de crecer, de
crecer de verdad y en profundidad desde las raíces que habíamos
ignorado. Estamos llegando a lo profundo de nosotros mismos y vemos
que nadie nos había preparado para mirarnos tan desnudos, tan
desasistidos, … Aceptar quienes somos sin críticas ni juicios en
un mundo que se creó para que pudiéramos vivir este viaje es un
ejercicio de sabiduría que nos salva de la desesperación.
Podemos vivir sin aquello que parecía
prioritario, porque no hemos dejado de vivir. Nuestros ojos no han
dejado de mirar, nuestro corazón no ha dejado de latir, nuestras
manos no han perdido su capacidad de acariciar, ¡qué máquina tan
perfecta es este cuerpo! No hay queja posible en la plenitud de lo
que somos.
Mirad: el pasado nos ha conducido aquí, no podemos volver a él, y sin embargo no es nunca un error. Ha puesto las raíces y ahora crecemos. Solo cabe darle las gracias, y despedirle. No es al pasado al que rechazo con las palabras precedentes, sino a la queja. Ha llegado el momento de responsabilizarnos de nosotros mismos. Y si renegamos de un pasado que ha cimentado nuestro presente es que se nos olvida algo fundamental que un texto que alguien subía anteayer a Facebook ha venido a recordar:
Se
te olvida que de los 500 óvulos que una mujer libera y de los 500
mil millones de espermatozoides que produce un hombre esos dos que
eres tú se encontraron en el momento exacto.
Se te olvida que tuvo que suceder lo mismo a tus cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos … y sigue multiplicando.
Se te olvida que hicieron falta millones de "casualidades" en el preciso instante para que hoy puedas estar sobre esta tierra.
Se te olvida que la posibilidad de que fueses quien eres era ínfima, diminuta, pero aquí estás, haciendo posible lo imposible
Se te olvida que la nariz que tanto odias, sobre el rostro de tu abuela enamoró a tu abuelo, que la tendencia a engordar con la que tanto has luchado permitió a tu bisabuela sobrevivir a una hambruna, y esos vellos que con tanto dolor depilaste protegieron la piel curtida de tu tatarabuelo.
Se te olvida que todas las cosas terribles que podían haberte pasado no pasaron. Y aquí sigues respirando.
Se te olvida que tuvo que suceder lo mismo a tus cuatro abuelos, ocho bisabuelos, dieciséis tatarabuelos … y sigue multiplicando.
Se te olvida que hicieron falta millones de "casualidades" en el preciso instante para que hoy puedas estar sobre esta tierra.
Se te olvida que la posibilidad de que fueses quien eres era ínfima, diminuta, pero aquí estás, haciendo posible lo imposible
Se te olvida que la nariz que tanto odias, sobre el rostro de tu abuela enamoró a tu abuelo, que la tendencia a engordar con la que tanto has luchado permitió a tu bisabuela sobrevivir a una hambruna, y esos vellos que con tanto dolor depilaste protegieron la piel curtida de tu tatarabuelo.
Se te olvida que todas las cosas terribles que podían haberte pasado no pasaron. Y aquí sigues respirando.
¿Y aún esperas que te toque la lotería?
¿Todavía crees que el éxito tiene que ver con algo que no sea estar vivo?
¿O sientes que tu cara o tu cuerpo no son cómo deberían?
Se te olvida … y varias industrias se aprovechan de ello
Pero
cuando quieras puedes recordar, puedes celebrar, puedes amar el
precioso, único y sabio ser humano que eres, el auténtico milagro
que es la vida en tí.
Nada ni nadie nos ha quitado aún la
posibilidad de volvernos sabios. Mis palabras (y las que he traído a
esta entrada desde el maremagnum de la red) son solo trazos sobre un
fondo, forma, significante, excusa para invitaros a percibir lo que
yo también intento atisbar: hay varios caminos ante nosotros: la
queja, la esperanza, la sanación, .... Miremos a dónde conduce cada
uno. Solo con eso ya sabremos escoger.
Y escribo esto para todos, pero hay nombres concretos en mi mente. Espero que estas palabras, como decían Celtas Cortos, "desordenen alguna conciencia" ... para poder recolocarlo todo con mayor armonía. Y si alguien se sabe destinatario de estas palabras, seguiré mirando a diario j.m.delatorre@padrepiquer.net por si quiere comentarme algo. O mandarme al guano, que todo puede ser.
Gracias por prestar atención a estas
líneas, que no nacen de ninguna pretendida superioridad, sino de la
claridad con que ví en su momento en que, si vivimos con plena
consciencia esta experiencia, nos vamos a volver locos o nos vamos a
volver sabios. Si es que hay alguna diferencia entre ambas
realidades.
Aún sin salir de casa la vida, el
Universo, pasan ante nosotros y nos desafían. Estamos todos haciendo
camino. Y, de corazón, es un placer hacerlo con vosotros.
Hasta pronto, mis queridos sabios-locos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario