Pocos filósofos han ejercido una fascinación tan absoluta sobre la inmediata posteridad como Nietzsche. El músico frustrado cuya obra fue eclipsada por el éxito de su antiguo amigo Ricardo Wagner ha inspirado con su obra numerosas composiciones musicales que van del archifamoso "Así habló Zaratustra" de Ricardo Strauss ("leit motiv" musical de ese filme nitzscheano que es "2001, odisea del espacio") hasta el "Friedrich Nietzsche" de Klaus Schulze, perfecto ejemplo de la música secuencial cultivada en los años 70 por los integrantes de la llamada "escuela de Berlín" -y del que existe una apabullante versión (no apta para gente apresurada) que supera los 43 minutos-, pasando por una pequeña joya del rock italiano como "Zarathustra" (1973), del grupo Museo Rosembach, o el reciente "God is dead?", de Black Sabbath.
Su figura, por otra parte, ha sido recreada cinematográficamente en al menos cuatro películas: "Más allá del bien y del mal" (1977), de Liliana Cavani, "Días de Nietzsche en Turín" (2001), de Julio Bressane, "El día en que Nietzsche lloró" (2007), adaptación por Pinchas Perry de la novela de Irvin D. Yalom, y la reciente "El caballo de Turín" (2011), de Bela Tarr.
Finalmente, el cómic también ha dado cabida a su proteica figura, desde la adaptación al manga de su "Zaratustra" hasta "Nietzsche: Se Créer Liberté" (2010), con dibujo de Maximilien Le Roy y guión del filósofo Michel Onfray, cuidadísima obra cuya promoción puede verse aquí.
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