viernes, 30 de diciembre de 2022

EL PROBLEMA DE ESPAÑA EN EL PENSAMIENTO DE ORTEGA


La filosofía de Ortega puede entenderse como una respuesta a la crisis de comienzo del siglo XX en España. España despierta de su sueño imperial y necesita redefinirse ante los trágicos avatares en que la historia la ha situado (pérdida de sus últimos dominios ultramarinos, crisis colonial en África, agitación obrera, etc.).

Como consecuencia de los rotundos acontecimientos con que da comienzo el siglo, España aparece a ojos de los pensadores como un proyecto fallido que debe reconfigurarse. Este esfuerzo, que en lo literario es asumido por hombres como Unamuno, Azorín, Machado o Valle-Inclán, tiene su correlato, en lo intelectual, en el regeneracionismo y en la obra de Ortega. De hecho, todavía algunos discuten su pertenencia a la llamada “generación del 14” para situarle en la del 98, repecto a la cual aparece como contrafigura de Unamuno con el que tantas polémicas sostuvo (siendo la inicial la réplica orteguiana al proyecto unamuniano de “españolizar Europa” con su propuesta de “europeizar España”: “España es el problema, Europa es la solución”).

Por cierto, será el propio Ortega el constructor de la teoría de las generaciones, facilitando a los historiadores el “molde” con el cual entender la sucesión de hombres e ideas que dinamiza la primera mitad del siglo.

Según la citada teoría, una generación está constituída por el grupo humano que emerge a primer plano de la vida pública en un momento dado. Añade el filósofo que el ritmo de las generaciones es quinquenal, con lo que, en un momento dado hallamos siempre en pugna dos generaciones, una emergente y otra en decadencia.

Cada generación se encuentra definida por tres elementos:

- Un acontecimiento de peso histórico transcendental, cuya sombra gravita inevitablemente sobre los miembros de la generación.

- Un maestro, algo mayor en edad al resto de los integrantes de la generación y al que éstos conceden una autoridad moral incuestionada.

- Una misma “sensibilidad vital”, esto es, un conjunto de preocupaciones, temas, querencias y actitudes comunes a todos sus miembros.

Esta teoría tuvo una inmediata repercusión en el terreno de la crítica literaria, que agrupa a los grandes escritores de la primera mitad de siglo en las sucesivas generaciones llamadas del 98, del 14 (cuyo maestro sería el propio Ortega) y del 27.

Ortega entiende que toda crisis histórica –como la que está viviendo España- es, ante todo, una crisis de ideas. Explica la dinámica de éstas en su ensayo “Ideas y creencias”. Denomina “ideas” a los enunciados de pensamiento que se hallan consensuados en un momento dado. Las ideas son algo explícito, “se saben”, son objeto de reflexión, pero se sustentan sobre una base de creencias, siendo estas implícitas, objeto de fé: “Cada hombre encuentra formando parte de su circunstancia el sistema de creencias, la concepción o interpretación del mundo vigente a la sazón en aquella sociedad. Dejándose penetrar de ella , o combatiéndola y oponiéndole otra original, el hombre no tiene más remedio que contar con las creencias de su tiempo, y esta dimensión de su circunstancia es lo que hace del hombre un ente esencialmente histórico, o, dicho de otra forma, el hombre no es nunca un primer hombre, sino siempre un sucesor, un heredero, un hijo del pasado humano; le toca siempre vivir en un instante determinado de un proceso anterior a él; dicho en otra forma, se ve obligado a entrar en escena en un preciso momento del amplísimo drama humano que llamamos historia” (“En torno a Galileo”).

Ese mentado “drama” alcanza sus puntos de inflexión más señalados en el momento en que las ideas que para una sociedad estaban vigentes dejan de estarlo. El vacío que eso que se sabía –pero ya no vale- deja, es ocupado al aflorar a la superficie las creencias que, de forma soterrada, habían permanecido incólumes. Al sustituir a las ideas anteriormente vigentes -y ahora obsoletas- esas creencias asumen la condición de idea, con lo cual la mente humana se hace consciente de ellas, y puede someterlas al tamiz de la crítica. Las crisis históricas no son, pues, sino el periodo de tiempo en que unas ideas son sustituidas por otras.

ACTIVIDADES VOLUNTARIAS PARA LA REFLEXIÓN:

1).- Intenta articular la teoría de Ortega sobre la dinámica ideas-creencias con el concepto de “nihilismo” en Nietzsche.

2).- Ortega construye con su teoría una genealogía de las ideas, nos explica cómo nacen. ¿Cómo crees tú que nace una creencia?

3).- ¿Cuáles son los acontecimientos históricos que dan nombre a las generaciones del 98, del 14 y del 27?

4).- Intenta pensar en las coordenadas que definen tu propia generación. ¿Cuál es el acontecimiento histórico que la marca? ¿Cuál sería el maestro generacional? ¿Qué sensibilidad compartida te une a tus coetáneos?

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