viernes, 1 de octubre de 2021

EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD EN PLATÓN


El pensamiento platónico parte de una motivación esencialmente política: la definición del Estado ideal. Dicho móvil aparece con precisión en la que aparece como su obra cumbre, "La República", que bien puede considerarse la primera utopía de la historia de Occidente (cuando se le pregunta a Sócrates cual de los estados existentes se ajusta mejor a su propuesta responde taxativamente: "Ninguno").

En esta obra, el tema que se discute inicialmente es el de la naturaleza de la justicia. La discusión deriva hacia el tema de cuál sería la mejor filosofía y organización del Estado, de tal forma que éste fuera perfecto, ideal. Para ello, Platón hace que Sócrates opine sobre la forma de educar a los hombres mientras instruye a los demás contertulios. Las ideas clave según el autor son la importancia de la educación de los guerreros para la posterior defensa del Estado, la obligación moral de ejercer la justicia y, finalmente, la declaración de que la república —según el modelo establecido en esta obra, muy distinto del sentido moderno que se asigna a la palabra república— es la mejor opción para organizar un Estado.

Platón desarrolla el intelectualismo moral de su maestro, Sócrates, al apostar por la educación de los mejores como vía para lograr la mejora de la sociedad. Su proyecto pedagógico contempla una formación progresivamente selectiva en la que todos son instruídos hasta los 20 años, los guerreros hasta los 30 y los filósofos hasta los 50, lo que, unido a un periodo de 15 años más, digamos que "de prácticas", les capacitaría para asumir el gobierno de la polis.

Bien es cierto que en su vejez Platón reformula las tesis optimistas de "La República" y, en vez de apostar por las capacidades de los gobernantes, prefiere el rigor de las leyes, tal como sostiene en su diálogo así titulado, en el que, frente al exilio que antaño decretaba para los poetas es ahora a la misma filosofía a la que repudia, y en el que propone como modelo de sociedad la de Esparta frente al referente imaginario de su obra de madurez.

En todo caso, Platón siempre se muestra como un defensor de la aristocracia (gobierno de los mejores). Cree que las formas que adopta el poder político en el estado tienden a degradarse progresivamente, por lo que aquella deriva pronto en 2º) timocracia (gobierno de los "honorables"); 3º) oligarquía (gobierno de los ricos); 4º) democracia (gobierno de una mayoría poco capaz) y, finalmente, por degeneración de aquella, 5º) una demagogia que acabará por derivar en tiranía.

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