domingo, 3 de octubre de 2021

PLATÓN: EJERCICIO DE COMENTARIO DE TEXTO


- Y además –repuso Cebes interrumpiéndole-, según ese argumento, Sócrates, que tú sueles con tanta frecuencia repetir, de que el aprender no es sino el recordar, resulta también, si dicho argumento no es falso, que es necesario que nosotros hayamos aprendido en un tiempo anterior lo que ahora recordamos. Mas esto es imposible, a no ser que existiera nuestra alma en alguna parte antes de llegar a estar en esta figura humana. De suerte que también según esto parece que el alma es algo inmortal.

- Pero, oh Cebes, replicó Simmias, tomando la palabra-, ¿cuáles son las pruebas de esto? Recuérdamelas, pues en este momento no las conservo bien en la memoria.

- Se basan –contestó Cebes- en un único y excelente argumento; al ser interrogados los hombres, si se les hace la pregunta bien, responden de por sí todo tal y como es; y ciertamente no serían capaces de hacerlo si el conocimiento y el concepto exacto de las cosas no estuviera ya en ellos. Así, pues, si se les enfrenta con figuras geométricas o con otra cosa similar, se delata de manera evidentísima que así ocurre.

(Platón: "Fedón")


Encontramos en el presente texto uno de los argumentos mediante los cuales Platón justifica la inmortalidad del alma, el hecho de que, siendo nuestro conocimiento el recuerdo de lo que el alma ya supo antes de encarnarse, es forzoso que ésta haya preexistido a nuestra condición presente: “ ... es imposible ... que nosotros hayamos aprendido en un tiempo anterior a lo que ahora recordamos ... a no ser que existiera nuestra alma en alguna parte antes de llegar a estar en esta figura humana” (líneas 3 - 5), argumentación cuya conclusión se expone en la línea 6: “... el alma es algo inmortal”.

El fragmento en que se nos presenta dicho razonamiento está tomado de “Fedón”, una de las obras del periodo de madurez del autor, al que también pertenecen “La República”, “Fedro” y “El banquete”. Platón presenta sus tesis en forma de diálogo, confrontando la figura de su maestro, Sócrates (convertido en portavoz de las ideas platónicas) con diversos contertulios, en este caso los jóvenes tebanos Simmias y Cebes, que son los protagonistas absolutos del texto que se nos presenta.

El tema de la obra, como queda dicho, es la inmortalidad del alma humana, concebida como una esencia individual, espiritual e inmortal, proveniente del mundo eidético y capaz de transmigrar de un cuerpo a otro. Siendo su origen el Mundo de las Ideas, allí el alma conoció todo, pero al encarnarse en la materia lo ha olvidado, viéndose impelida a recuperar trabajosamente lo que antes ya sabía, por lo que el aprender no es sino recordar: “... es necesario que que hayamos aprendido en un tiempo anterior lo que ahora recordamos” (líneas 3 - 4).

El conocimiento en Platón es un proceso de anámnesis (recuerdo) posible solo en la medida en que las almas existían ya antes de unirse al cuerpo (líneas 4 - 5). En esa preexistencia el alma estaba en toda su pureza, por lo que el uso de la inteligencia le permitía conocerlo todo.

Al exigir Simmias la prueba de lo que afirma Cebes (líneas 7 - 8), éste afirma, de acuerdo con la dialéctica socrática, que la pregunta adecuada desemboca en la respuesta correcta: “ ... (los hombres) no serían capaces de hacerlo (de responder adecuadamente) si el conocimiento exacto de las cosas no estuviera ya en ellos” (líneas 11-12).

La reminiscencia se convierte así en la base para demostrar la preexistencia del alma.

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