domingo, 3 de octubre de 2021

EL PROBLEMA ÉTICO/MORAL EN ARISTÓTELES

Frente a Platón, Aristóteles considera que existen una multiplicidad de bienes, es decir, de fines. La cuestión es saber cuál es el fin perfecto. De acuerdo con nuestra naturaleza racional, concluye que éste sólo puede ser la felicidad que proporciona la vida intelectual. No obstante, este tipo de felicidad está reservada a unos pocos, puesto que una vida contemplativa, como aquella que Aristóteles propone, solo está al alcance de quien tiene ya resueltas las necesidades vitales básicas. En relación con el ideal ético propone tres modelos de hombre: el hombre vulgar, el hombre refinado y el hombre contemplativo, que es quien se halla más cerca de la perfecta dicha que constituye la existencia de los dioses.

La felicidad tal como es concebida en la ética eudemonista del autor es un bien perfecto, definitivo y autosuficiente. No consiste en una pasividad satisfecha, sino más bien en “una cierta actividad del alma conforme a la virtud perfecta”.

La virtud (areté) será la excelencia en el uso de la razón conquistada por medio del esfuerzo voluntario y libre. Aristóteles clasifica las virtudes en dianoéticas (intelectuales) y éticas (morales) y señala el “justo medio” como ideal ético.

Solo podemos desarrollar nuestras potencialidades en el marco de la polis, ya que la ciudad es autosuficiente y el hombre no. Siendo el hombre es un animal social, la ética aristotélica se subordina a la política. La misión y tarea del estado es la de garantizar el bien común, creando las condiciones de bienestar que posibilitan una vida buena.

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