domingo, 3 de octubre de 2021

PLATÓN: "FEDÓN" 74a -83d, RESUMEN DEL TEXTO

El texto comienza con un diálogo en el cual Sócrates propone a Simmias que el espíritu de uno advierte una falta o no en un objeto cuando se compara con el recuerdo de otro semejante. La igualdad es una idea intuida de la percepción de objetos iguales y no estos mismos, pues, según el sujeto, pueden parecer tan semejantes como desemejantes. La mayor o menor similitud en la comparación del objeto no es relevante porque todos los casos llevan a un proceso de reminiscencia, en el cual el objeto que percibimos no consigue ser tal como lo que es igual en sí, sino inferior. Simmias da la razón a Sócrates en que para dar lugar a la anamnesis hemos tenido que aprehender previamente el conocimiento de qué es lo igual en sí mismo.

Ambos llegan a la conclusión de que no solo lo igual sino todo “lo que es en sí” está preconcebido en una existencia previa al nacimiento. Nacemos con el conocimiento olvidado sino lo sabríamos durante toda nuestra vida, por lo que aprender es recordar lo que ya sabíamos, es reminiscencia.

Sócrates afirma que las almas son entidades previas a la forma humana, que tenían entendimiento y que su existencia y la de la reminiscencia del saber se implican doblemente y demuestran. Cebes le dice a Sócrates que no está demostrada la existencia postmortem del alma sino que esta se muere con el cuerpo. Sócrates alegó que el alma nace de la muerte, por lo que después también permanece y es inmortal. Cebes reconoce su temor a la muerte que comparte con Simmias y son recomendados que conjuren entre ellos. Sócrates afirma que el alma es un ente simple porque se encuentra siempre y necesariamente en las mismas condiciones, al igual que las ideas, lo ente.

El mundo sensible jamás se presenta en el mismo modo que el mundo de las ideas, el mundo real que es invisible y se alcanza mediante el razonamiento de la inteligencia. Nosotros somos un dualismo de lo invisible (alma), que, si utiliza a lo visible (cuerpo) para observar mediante los sentidos las cosas que cambian, se perturba, pero si observa por sí misma (meditación) se orienta a lo puro. El cuerpo es mortal, se disuelve pronto, y es mandado por el alma, que es indisoluble y semejante a lo divino.

Si se ha vivido filosofando, preparándose para la muerte, practicando la cordura y la justicia el alma marcha pura hacia el Hades en compañía divina y se reencarnará en animales civilizados y, de vuelta, en hombres sensatos. Si el alma marcha impura por los errores en vida se quedará vagando entre las tumbas y se reencarnará en una bestia de animal. Los filósofos rechazan los placeres mundanos y contemplan lo invisible, lo que es “en sí”, por lo que sus almas son puras y las únicas que pueden llegar a los dioses. Sócrates termina el diálogo diciendo que los placeres o dolores dan a entender que eso es lo verdadero cuando no es así y el alma se hace corpórea, no pudiendo ir hacia la divinidad en el Hades.

El tema del texto es la inmortalidad del alma y ofrece cuatro pruebas de ello: por los contrarios vida-muerte, por el recuerdo o reminiscencia, por la simplicidad del alma y por el cuerpo como prisión (la vida).

(resumen realizado por Juan José Negrete)

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