domingo, 3 de octubre de 2021

EL PROBLEMA DEL HOMBRE EN ARISTÓTELES

Frente al dualismo de su maestro, Platón, Aristóteles concibe al ser humano como una sustancia única, compuesta de un cuerpo y un alma que se relacionan hilemórficamente. El alma es el principio vital, que en el hombre integra a la vez un nivel vegetativo (compartido con las plantas, y que lleva en sí las funciones de crecimiento, nutrición y reproducción), sensitivo (compartido con los animales) y racional (exclusivo del hombre y que le faculta para ejercer el pensamiento). El alma racional se subdivide en dos principios: uno activo (el entendimiento agente) y uno pasivo (el entendimiento paciente).

También en oposición a Platón, Aristóteles considera la unión cuerpo-alma como un compuesto substancial real que resulta provechoso al hombre, y no un castigo, como en la dualista concepción platónica de una unión accidental. Gracias al cuerpo el alma puede ejercer el conocimiento (en el cuerpo residen los sentidos, órganos en los que se inicia el proceso cognoscitivo), y todas sus funciones superiores. De ahí que la teoría del conocimiento sea para Aristóteles una parte de la Psicología, la cual a su vez se integra en la Física, pues la psicología se ocupa de un alma (psyché) que es principio de movimiento de algunos entes de la physis, los entes vivos.

Solo podemos desarrollar nuestras potencialidades en el marco de la polis, ya que la ciudad es autosuficiente y el hombre no. Como expone el autor en su “Política”, el hombre es un animal social. Por ello, la ética aristotélica se subordina a la política. La misión y tarea del estado es la de garantizar el bien común, creando las condiciones de bienestar que posibilitan una vida buena. Respecto a la forma política del Estado admite como válidas tanto la monarquía como la aristocracia y la democracia, pero advirtiendo que las tres pueden corromperse para dar lugar, respectivamente, a la tiranía, la oligarquía y la demagogia.

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