domingo, 3 de octubre de 2021

PLATÓN: 7º EJEMPLO DE COMENTARIO DE TEXTO FILOSÓFICO


- Dirijámonos desde luego a esas cosas de que hablamos antes, y cuya verdadera existencia hemos admitido siempre en nuestras preguntas y respuestas. Estas cosas, ¿son siempre las mismas o mudan alguna vez? La igualdad, la belleza, la bondad y todas las existencias esenciales, ¿experimentan a veces algún cambio, por pequeño que sea, o cada una de ellas, siendo pura y simple, subsiste siempre la misma en sí, sin experimentar nunca la menor alteración, ni la menor mudanza?

- Es necesariamente preciso que ellas subsistan siempre las mismas sin mudar jamás.

- Y todas las demás cosas, repuso Sócrates, hombres, caballos, trajes, muebles y tantas otras de la misma naturaleza, ¿quedan siempre las mismas, o son enteramente opuestas a las primeras, en cuanto no subsisten siempre en el mismo estado, ni con relación a sí mismas, ni con relación a los demás?

- No subsisten nunca las mismas, respondió Cebes.

- Ahora bien; estas cosas tú las puedes ver, tocar, percibir por cualquier sentido: mientras que las primeras, que son siempre las mismas, no pueden ser comprendidas sino por el pensamiento, porque son inmateriales y no se las ve jamás.

- Todo eso es verdad; dijo Cebes.

- ¿Quieres, continuó Sócrates, que reconozcamos dos clases de cosas?

- Con mucho gustó, dijo Cebes.

(Platón: "Fedón")

1).- Exponer las ideas principales del texto y la relación que existe entre ellas.


RESPUESTA:

El texto expone la distintición que hace Platón entre el mundo de los conceptos o ideas universales ("la igualdad, la belleza, la bondad y todas las existencias esenciales") y el mundo de los objetos materiales ("hombres, caballos, trajes, muebles, ..."), "cosas" de naturaleza corporal y, por tanto, sujetas a cambio ("no subsisten siempre en el mismo estado"), mientras que las primeras son eternas e inmutables ("cada una de ellas subsiste siempre la misma ... sin experimentar nunca la menor alteración ni la menor mudanza").

En consecuencia, el problema que encontramos en este texto es el del llamado dualismo ontológico, la contraposición entre dos ámbitos de realidad de naturaleza opuesta y que captamos por distintas vías : "... estas cosas (las realidades materiales) tú las puedes ver, tocar, percibir por cualquier sentido; mientras que las primeras (las ideas), que son siempre las mismas, no pueden ser comprendidas sino por el pensamiento, porque son inmateriales ...", lo que nos conduce a un subsiguiente dualismo gnoseológico: hemos de distinguir el mundo real de las ideas, captadas por el intelecto, del mundo aparente que nos presentan los sentidos.

Según Platón, existen dos mundos o dos clases de realidades: el mundo sensible, que es un mundo aparente, un mundo de sombras, y el mundo inteligible o Mundo de las Ideas, que constituye la auténtica realidad. Al mundo inteligible pertenecen las ideas y los números; mientras que del mundo sensible, sujeto a la generación y a la corrupción, forman parte los objetos artísticos y los entes naturales.

El mundo inteligible posee una estructura piramidal, según la cual las ideas inferiores dependen de otras superiores, éstas, a su vez, de otras, y así sucesivamente, hasta llegar a la idea suprema o suprema realidad: la Idea del Bien, gracias a la cual existen y son verdaderas todas las demás realidades. Los seres del mundo sensible “participan” del ser de las ideas, de las que son una copia imperfecta, realizada en un tiempo primordial por el demiurgo, artífice del orden del universo.

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